El
clima como cualquier diciembre con mucho frío con viento, y todo el día anterior estuvo
lloviendo con una finura que en vez de gotas parecía rocío, por lo cual esta
noche el cielo seguía regando la bella ciudad de Aguascalientes. Recuerdo que
salí de la casa donde habíamos cenado un rico lomo en salsa de manzana,
abrigándome lo más que podía, caminé rumbo a mi carro para regresarme a mí
casa, en ese momento sentí una extraña sensación que me hizo voltear hacia el
cielo, el cual parecía que se abría en forma de circulo alejando a las nubes
del lugar donde me encontraba.
Al siguiente instante se empezó a sentir como
vibraba la tierra como si fuera un terremoto, yo me quede paralizado unos
instantes y lo que siguió fue asombroso….
Delante de mis ojos vi como el
cerro del muerto empezaba a levantarse, primero la cabeza se incorporaba para
alzarse y con uno de sus brazos apoyado en la tierra levantaba su tronco para
poder estar en pie. Yo asustado corrí adentro de la casa para informales a mis
conocidos lo que estaba observando, y mi
sorpresa fue tal que todos se encontraban durmiendo en diferentes lugares, unos
en sillas, otros en la mesa y hasta algunos estaban de pié recardados a la
pared… pero todos dormidos.
Traté de levantar a algunos de
los concurrentes, empujándolos, gritándoles
y aventándoles agua, pero todo fue inútil, parecían que estaban en un
sueño tan profundo pero tan a gusto que no querían despertar. Al verlos tan en
paz decidí salir a la calle y empecé a tocar puertas para avisar a los vecinos
que estaba ocurriendo, pero nadie me respondía, me asomaba por las ventanas y
veía a la gente durmiendo en diferentes posiciones.
Agarre el teléfono y empecé a
marcar a mis familiares y amigos y su respuesta fue negativa, nadie contesto…,
intenté hablar a la policía, a los bomberos a la cruz roja y tampoco me respondieron, al parecer las
líneas de comunicación no servían.
Cuando colgué el teléfono en mi
última llamada el cerro del muerto ya estaba en pie, y vi claramente como giró
la cabeza hacía un punto por el norte y empezó a caminar, yo apresuradamente
intenté encender el carro, para seguirlo, ¿con que fin?... pues quizá la curiosidad a donde se dirigía ese guerrero
dormido emblema de la ciudad, pero el carro parecía que también estaba dormido,
porque tampoco arrancaba, en mi desesperación le quite las llaves a uno de los
invitados de la fiesta para arrancar su camioneta, pero ocurría lo mismo…
supuse que el frío no dejaba arrancar las maquinas, pero tanta coincidencia ya
me parecía muy, muy extraño.
Vi con asombro como el cerro
empezaba muy lentamente a marcharse del lugar y de hecho se tambaleaba como si
fuera un niño aprendiendo a caminar, algunas veces parecía que iba a caer pero
siempre mantenía el equilibrio, me senté en la banqueta a mirar cómo se alejaba
ya que no creía alcanzarlo con simple caminar. Cuando me fijé que en la esquina
de la calle Rodríguez ahí por el arco, en contra esquina del jardín, encontré
que una bicicleta estaba amarrada a un poste de la luz con una cuerda, por lo
cual corrí la desenredé y me subí y dí la carrera para seguir al cerro.
La ventaja es que el cerro
caminaba tan pero tan lento, que a mí me daba tiempo de alcanzarlo en la
bicicleta.
No recuerdo que hora era de la
madrugada ya que mi reloj de detuvo a las 3:33 hrs, pero al voltear al cielo
para más o menos intentar descubrir qué hora podría ser, no se encontraba
totalmente obscuro parecía como si tuviera una luz azul de fondo muy obscura,
pero que dejaba ver con perfección todas las cosas de alrededor.
Primero el cerro cruzo cerca de
la Tomatina, casi casi por lomas del picacho, yo iba pedaleando por la carretera
federal 70, esa que va para Calvillo, pero yo lo seguía con rumbo hacia la
ciudad de Aguascalientes, al estar cerca pero con mucha precaución para que no
me cayera toda la pedacera de piedra que aventaba al caminar, vi que su rumbo
trazaba una ruta como queriendo ir al norte, por lo cual yo traté mejor de
seguirlo sobre carreteras y no sobre tierra suelta, al fin y al cabo no creo
que se me fuera a perder tan tremenda figura viviente.
Algo que se me hizo muy raro pero
para esas horas ya no me extrañaba casi nada, es que por más que pedaleaba la
bicicleta, no me cansaba, no respiraba agitado no flaqueaban mis piernas por lo
cual seguía… quería saber hasta dónde llegaría el cerro.
Opté por tomar la carretera
Estatal 52, esa que va cerca del Cariñan, al llegar a los arquitos me tope muy
de cerca con sus pies, y pude observar como su cara tenia facciones de piedra
definidas como las de una persona de la región, algo así como las de un
chichimeca.
Continuamos nuestro recorrido,
hasta llegara a Jesús María y vi claramente como observó un instante la ciudad
y optó por rodearla, supongo que para no aplastar nada, crucé por la carretera
18 estatal pasamos Barranquillas, Valladolid y el cielo no cambiaba, parecía
que el tiempo había dormido con esa noche de año nuevo también. Llegamos a la
carretera 45 Federal y rodeo la ciudad de San Francisco de los Romos y seguimos
nuestra ruta por la carretera 71 estatal, de ahí se fue rumbo hacia Villa Juarez
y tuve que tomar la carretera 11 estatal, pero mi sorpresa fue que al llegar a cerro
redondo se paró completamente el cerro del muerto y se sentó sobre cerro redondo
como si fuera una silla. Recargo sus manos sobre sus piernas y giro todo su cuerpo
rumbo a la ciudad y se le quedo viendo muy fijamente sin moverse un instante, después
miró al cielo y en ese instante empezó a llover tan finamente pero con bastante
abundancia.
Yo también gire la mirada hacia la
ciudad y creo que sentí esa misma sensación que sentía él, ya que sus luces impactaban
la mirada de quien la observara.
Después de un rato se levanto y regreso
por donde había venido y yo me regresé con él, hasta llegar a su lugar habitual por la salida a calvillo del
cual volvió a su posición de guerrero dormido, yo regresé a la casa de la fiesta
y todo mundo empezó a despertarse, en ese instante empezó a amanecer y al contarles
lo sucedido algunos comentaron que el cerro siempre esta vivo y siempre observa
lo que hace la ciudad como un vigilante eterno.